sábado, 16 de marzo de 2013

Acción a partir de una visión unilateral y parcial de la realidad

Cuando un actor social miara la sociedad, hemos dicho, lo hace desde una posición y desde un rol determinados. No es pues, una mirada en el vacío y por lo tanto, tampoco lo es neutra.  El actor observa desde ciertos intereses, necesidades, deseos, aspiraciones y hasta fantasías. Y es a partir de ellas que se plantea actuar en la sociedad. El problema es, entonces, que el actor no parte de los que es la realidad, sino de una observación limitada y unilateral. Una mirada, que de alguna manera ha deformado la realidad, para crear más bien una imagen de la realidad. Imagen que si bien puede intentarse sea lo más objetiva y neutra posibles, puede estar bastante distorsionada debido a fuertes cargas emocionales, prejuicios, intereses, etc. De tal manera que es muy factible que la acción que se pretenda llevara cabo acabe produciendo más problemas que soluciones. Más bien conflictos que relaciones armoniosas. Sí, porque se parte de una imagen de la realidad, de una interpretación de la misma, que de la realidad objetiva tal cual realmente es. Lo que necesariamente conduce potencialmente al conflicto. Ejemplos sobran sobre esto en la vida cotidiana; actuar sobre lo que se supone que el otro hizo (o hará), sus intenciones o motivaciones, que en realidad se desconocen y sólo se suponen,  es un caldo de cultivo para el conflicto. Así que el investigador debe estar muy listo a captar esto. Darse cuenta, cuantas veces a pesar de la racionalidad de la acción, si se parte de una interpretación de la realidad parcial y unilateral, tanto como de cuestiones no racionales, el peligro de que la acción resulte fallida y contraproducente es muy alto y esto es algo que el sociólogo debe contemplar en sus observaciones y análisis sea a nivel micro o macrosociológico.  La situación puede empeorar si se parte de modelos fantaseosos de la realidad, que suponen estados ideales perfectos inexistentes. Recuérdese que un modelo es una imagen "reducida", simplificada de la realidad, no la realidad misma. Y si se trata de actuar e incidir sobre la realidad, teniendo por finalidad que ésta se acabe pareciendo al modelo teórico, se comete un grave error, pues la realidad siempre es más grande y compleja que cualquier modelo, por lógico, racional y coherente que éste sea. Un modelo puede explicitar un ideal de sociedad o de relaciones sociales, como una aspiración, un deseo, un anhelo, al cual debiera tenderse, pero la realidad, que muchas veces es incoherente, irracional, ilógica, y que es también más compleja, y en la cual el azar y la contingencia juegan un papel activo, no permitirá que ese anhelo se cumpla, por lo menos no en la forma en que un individuo o grupo planeó que fuera. Hoy lo podemos ver con los modelos utópicos que se plantearon los padres del liberalismo y el comunismo; en ninguno de los dos casos el ideal se cumplió y mucha veces acabaron creando realidades aterradoras, que han significado la desgracia de millones de seres humanos. Como tampoco se han cumplido los anhelos conservadores de volver a un pasado por demás idealizado que en nada se parece a lo que sucedió anteriormente. La acción de los actores pues, debe ser lo más apegada a la realidad posible a sabiendas de que siempre se tendrá una visión parcial y unilateral, y consecuentemente deformada de  la misma. Eso es lo que sí se puede, y lo que sucede. Sea que queramos regresar al pasado, o avanzar al futuro, o mantenerse en el presente, hay que ser lo más conscientes posible de lo que ese pasado, o ese futuro, o este presente son, con sus buenas, malas y regulares.