jueves, 17 de diciembre de 2009

Lugar del subsistema político en la jerarquía cibernética

Uno de los problemas que Talcott Parsons dejó sin resolver, fue el lugar que el subsistema político, de apoyo o legitimación ocupaba en su esquema, en términos de la jerarquía cibernética. Si n pertender dar una solución definitiva al problema, sino más bien con el ánimo de despertar la reflexión de los interesados, proponemos lo siguiente: que el subsistema político debiera ocupar un lugar entre el subsistema biológico y el subsistema psíquico, debido a que está por su papel más relacionado con el aporte de energía que con el de información. Recuerdese que a este subsistema le corresponde, según Parsons, la selección y elección, y vale decir, la renovación de los gobernantes y representantes populares, es decir, le corresponde aportar la energía gracias al cual el aparato político puede funcionar. Esa energía queda materializada en los hombres y mujeres que conforman la clase política, en los gobernantes y representantes ya mencionados anteriormente. En este contexto aparece como un elemento muy importante el tema de los tiempos adecuados para la selección y elección de los nuevos políticos. En las democracias occidentales han quedado establecidos tiempos específicos, periódicos, para tal renovación o reconfirmación, pero no siempre es así, puede ser que algunos miembros se perpetuén indefinidamente en sus puestos o curules y no sea sino hasta la muerte o jubilación o la incapacidad por cualquier motivo, que el puesto quede vacante. Pero aun en estos casos, el sistema social debe tener previstos los mecanismos adecuados para la sustitución y renovación de sus gobernantes y representantes. Máxime en una democracia. Graves problemas político sociales se han dado en las sociedades en donde los procedimientos y mecanismos de renovación no han operado adecuadamente. La acaída del régimen de Porfirio Díaz a principios del siglo XX en México es un buen ejemplo de la problemática que nos plantea Parsons, o los dilemas que nos plantea el presente, con la posible reelección de legisladores, presidentes municipales, jefes delegacionales, ayuntamientos. De igual manera se presenta la alternativa de las candidatos independientes.
Pero regresando al tema de esta ocación, Parsons nos ha planteado un dilema especialmente relevante para la sociedad, el de la selección, elección de las autoridades de manera que sea tanto legal como legítima, es decir, aceptada por la sociedad. La sociedad necesita de esa renovación de energía de manera estable y regular. En la base queda el problema de mantener la estabilidad del sistema a la vez de renovarlo periódicamente de manera insitucionalizada, evitando en lo posible tensiones y resiones inmanejables, dado que nadie es eterno . Como se puede ver entonces, la energía es tan importante como la información que proviene de los niveles más altos en la jerarquía cibernética. Desde la base se aporta ese importante elemento que es la energía, gracias a la cual el sistema social de la acción puede funcionar adecuadamente En los procesos de renovación, selección y elección, tanto la información como la propia energía son indispensables y deben combinarse apropiadamente. Se necesita de hombres y mujeres, de que estén saludables y fuertes, pero también se necesita saber de quienes son ellos, cual es su ideología, principios, valores, proyectos,planes, es decir, información.

El subsistema político en la perspectiva de Talcott Parsons

El pensamiento de Talcott Parsons nunca se estancó. Pese a que conservó una línea general, no dejó de estar abierto a nuevas ideas y evidencias que enriquecieran su obra sociológica. Entre sus últimos aportes, Parsons incluyó en su esquema un último subsistema de la acción, el subsistema político, al que él le atribuyó la función de proverr los mecanismos mediante se adquiere la autoridad y se renuevan los cuadros políticos. Parsons lo denominó subsistema de apoyo o legitimación. Su función es otorgar autoridad y poder legítimos y legales a los gobernantes y representantes populares. Su conjunto estructural lo consituye el aparato electivo, laas asociaciones y partidos políticos. El subsistema se concreta en el aparato electoral y los mecanismos de elección de gobernate y representantes. Su papel, consecuentemente, es el de ejecutar los procesos de selección y elección de los futuros gobernantes y representantes.
Por eso este subsistema de la acción no debe confundirse con el subsistema psíquico o personalidad, cuyo papel es plantear iniciativas, elaborar políticas, alacanzar metas preestablecidas y la evaluación de las acciones realizadas. El subsistema político o de apoyo aporta al conjunto los actores políticos y el subsistema psíquico establece las políticas, los fines y metas a conseguir. Ambos subsistemas se complementan a la vez que tienen claramente diferenciados sus imperativos funcionales y sus respectivos papeles.
La propuesta de Parsons no dejó de despertar polémica y severos cuestionamientos, se le acusó de tener una visión enclaustrada en el medio cultural norteamericano y en el modelo político democrático, critica que en cierta medida es verdadera. Sin embargo, dejó planteado un problema real de todo sistema social, o para ser más específico, de toda sociedad concreta y real.
Esto es, cómo se las arregla la sociedad para hacer llegar al poder y la autoridad políticas de manera legal y legítima, y cómo posibilitar la renovación de la clase política de igual manera legal y legítima, es decir, aceptable para el conjunto de la sociedad. Lo cual no es un asunto de menor importancia. Aun en regimenes de corte dictatorial o fascista, en monarquías absolutas o en una sociedad medieval, por poner solo unos ejemplos, el problema existió, aunque adquiriendo distintas formas y ejerciendo distinto tipo de soluciones, muchas de ellas cuestionables o incluso inaceptables, desde una perspectiva humanista, democrática y liberal.
Así puéws, Talcott Parsons nos dejó un esquema de cinco subsistemas del sistema de la acción, que pretendían dar cuenta de como en una sociedad real se tratan de satisfacer los imperativos funcionales (necesidades básicas) de toda sociedad contemplada en términos sistémicos.