viernes, 11 de septiembre de 2009

El oficio sociológico encaramado en hombros de gigantes

El mundo esta cambiando rápidamente a una velocidad inconcebible, es lo que los científicos sociales han denominado el "aceleramiento de la historia", gracias a la cual, todo se ha vuelto mutable, pasajero y efímero. Esto es un reto muy serio a la sociología y a las demás ciencias sociales, a su teorías, métodos y técnicas de investigación. Es también un desafío a la imaginación y la creatividad del sociólogo, que además de ser científico, ha de ser también, de alguna manera, un artista original.
Son tiempos complicados, y por ello difíciles de sobrellevar, pero provocan sin duda a la inteligencia y a la imaginación del sociólogo y éste debe saber responder en la misma magnitud del reto que se le presenta, para poder recapitular y entender lo que está sucediendo. Sólo así puede, finalmente, dar alguna respuesta válida a las necesidades y angustias del hombre de estos tiempos.
Ser sociólogo y hacer sociología tiene hoy una realidad radicalente diferente de la que vivieron los primeros sociólogos fundadores, Comte, Durkheim. Spencer, Weber, Marx, etc. Pero es abrevando de us conocimientos y planteamientos, inspirandose en su trabajo, como podemos hoy, en gran medida, afrontar los retos del presente. Pero frente a su obra fundadora, que debemos mirar con respeto, tenemos una deuda de honor, que se pagará siendo no sólo agudos analistas y críticos de sus respectivas obras, sino imitando de ellos, su imaginación y originalidad su audacia, para ver el mundo con nuevos ojos, oidos y tacto sociológicos. Los tiempos presentes nos urgen a desapegarnos de las teorías clásicas y a avanzar hacia nuevos planteamientos explicativos pertinentes a los tiempos de hoy. No se trata de deshacernos de la herencia intelectual que nos dejaron los gigantes de la sociología, sino, como dice cierta frase que me encanta, nos trepemos en sus hombros para ver aun más lejos. La frase dice: "Si he llegado a ver más lejos ha sido encaramándome a hombros de gigantes" (Merton, 1990. p. 26) que se le atribuye a Newton, pero como lo demuestra Merton es mucho más antigua. Asì que encaramádos a hombros de gigantes como Comte, Durkheim, Weber, Marx, Spencer, Simmel, Parsons y el propio Merton, sólo por mencionar algunos, tratemos de ver más lejos, de entender más en profundidad, de proponer tanto en el ámbito académico como en la vida práctica real alternativas de solución viables, suceptibles de ser implementadas con buen grado de éxito en la sociedad. Tal es a mi parecer el resultado deseable y esperable del oficio sociológico, encaramado a hombros de gigantes.