martes, 20 de diciembre de 2011

Lenguaje e incertidumbre, el aporte de la teoría de la gestalt al análisis sstémico.

En la participación anterior nos referíamos al problema de la inceertidumbre que planteó el sociólogo alemán Niklas Luhmann. Y decíamos que dicha incertidumbre era producto de que, en el proceso de comunicación entre dos personas, dado que cada una es diferente de la otra y tiene diversas experiencias de vida, educación, cultura, no se entendiera correctamente lo que se comunicaba y diera lugar a una mala interpretación de la misma, generando así respuestas inadecuadas y aun inesperadas. La teoría de la Gestalt nos aporta elementos para entender en mayor profundidad este problema. Esta teoría psicológica nos plantea que las palabras constituyen el el filtro cultural a través del cual nos relacionamos con el mundo real. Gracias al lenguaje, en la medida en que lo aprendemos, aprendemos también a percibir la realidad, a nombrarla, clasificarla e interpretarla. Cuando carecemos de un vocabulario, amplio y complejo somos incapaces de percibir el mundo o lo hacemos de una manera incorrecta. Así que como dice el filósofo Wittgestein, los "limites de mi lenguaje constituyen los límites de mi mundo." El lenguaje pues, limita o amplia mis posibilidades de percepción, y con ello mis capacidades de dar nombre a las cosas, de clasificarlas e interpretarlas correctamente, pero también, en el otro extremo, dificulta y a veces impide, mi capacidad de transmitir mis ideas, pensamientos y mi experiencia. Según la teoría de la gestalt parece que somos capaces de percibir más y mejor en la medida en que ampliamos nuestro vocabulario, y consecuente somos también más capaces de transmitir  nuestras ideas y pensamientos cuando poseemos un lenguaje más extenso.  De ahí entonces, que uno de los factores que aumenta la incertidumbre en la comunicación, como en la acción social, es la riqueza y variedad de nuestro lenguaje o su pobreza y limitaciopnes.  Y eso varía de persona a persona, de actor a actor. Las relaciones sociales por lo tanto, podrán ser más o menos armónicas, más o menos fluídas, o más o menos profundas y significativas, dependiendo del lenguaje que poseen y utilizan los actores.   Una de las maneras de reducir la incertidumbre será pues la existencia de un lenguaje amplio y sofisticado, que permita matizar y precisar, siempre y cuando, dicho lenguaje sea compartido por los actores que se comunican en una relación social. La dispartidad en la posesión y uso del lenguaje será fuente de incertidumbre y agente potencial de conflicto por una comunicación inadecuada que se preste a malos entendidos, a incomprensión. Se requiere de los actores sociales la posesión de un lenguaje más o menos común y análogo. Solo así se puede reducir la incertidumbre.