sábado, 14 de noviembre de 2009

Durkheim: la reconstrucción moral de la sociedad

Separar la ciencia sociológica de la filosofía y la psicología, desechar sistemáticamente las prenociones o prejuicios, utilizar la estadística como técnica de investigación, señalar que los hechos sociales son cosas, es decir objetos externos al investigador; proponer a la sociología como una ciencia no sólamente capaz de investigar la realidad sino también de aportar al beneficio de la sociedad, siguiendo en eso las enseñanzas de Augusto Comté, nos parecen los aportes más ignificativos que Emile Durkheim hizo a la sociología, y por los cuales se le considera uno de sus padres y fundadores. Aportes que hacen que su pensamiento, como el de otros clásicos, siga aun vigente, sin demerito alguno por los aportes de los sociólogos que continuaron sus obras (como Marcel Mauss tan poco estudiado en México) y los que hoy se esfuerzan por investigar y explicar la sociedad actual con un espíritu renovado, siempre curioso e inquieto, que no se detiene ante ningún obstáculo y que ve en la enorme pluralidad multifacética de la realidad una fuente inagotable de ideas, preguntas, hipótesis, suposiciones y temas. Pero tal vez lo más rescatable hoy en México y para México, de lo obra de Durkheim , sea, como lo propuso él para la Francia de su tiempo, la reconstrucción moral de la sociedad; una moral cívica que, como dice Oscar Uribe Villegas en el prólogo a "El Suicidio" de emile Durkheim, esté más allá de demagogias y mojigaterias, y, "cale hasta lo más hondo de nuestro ser social." (Durkheim, 1983, p. 44)