jueves, 8 de octubre de 2009

Cambio social, el aporte de Augusto Comte

"Los espiritus que creen estar luchando más contra la marcha de la civilización obedecen sin saberlo a su influencia irrsistible, y cooperan por sí mismos a secundarla. Además, al mismo tiempo que proyectan reconstruir el sistema feudal y teológico, los reyes caen en contradicciones perpetuas, contribuyendo con sus propios actos a hacer más completa la desorganización de este sistema, o acelerar la formación que ha de sustituirlo."
Augusto Comté

Este interesante párrafo de Augusto Comte nos llama la atención sobre el hecho de que en determinados momentos, las acciones que se toman con el fin de frenar el cambio social, político y económico acaban favoreciendo el cambio que se teme y se procura evitar. Así sucede que muchas veces que quienes se ocupan por frenar o detener de plano los cambios, son sus principales propiciadores, aun en mayor medida que aquellos que dicen estar a favor del cambio. Nos parece una idea especialmente digna de ser estudiada en el terreno de los hechos reales de nuestro tiempo y en nuestra circunstancia. Cuando uan sociedad se niega a cambiar o a evolucionar si se prefiere, de manera irracional, guiada por el miedo y la sinrazón, entonces es muy posible que acelere los procesos de cambio y transformación, pues con sus acciones, como dice Augusto Comte, propicia la desorganización del sistema, es decir, cumple con la ley de la entropía, o sea, la tendencia al desorden sistémico. Entonces la aplicación irracional y desordenada de acciones negantrópicas, (tendientes a combatir el desorden) no hace sino tener el efecto contrario al esperado. La sociedad se desorganiza y finalmente, muere de manera equivalente a como muere un organismo viviente. Resulta entonces poco inteligente y nada prudente tratar de evitar el cambio, porque el mismo, es una ley de la vida; todo cambia y se transforma, aunque las formas y los tiempos varíen de una especie a otra, o de una sociedad a otra. Otra cosa muy diferente es tratar de controlar el rítmo y sentido del cambio, lo cual hecho en la medida de lo humanamente posible, es un acto de sabiduría y prudencia.
En una sociedad en la que el statu quo obedece más a una imposición externa colonialista que al resultado de un proyecto local orgánico y coherente, la defensa de ese orden establecido al que gran parte de la población se siente ageno, resulta contraproducente.
Los sociólogos que actualmente estudian nuestra realidad y situación deberían tomar en cuenta esto para, como lo propuso Augusto Comte, pueda ser posible hacer una recapitulación adecuada de nuestra realidad, y para más adelante, poder colaborar en la producción de un proyecto social, económico, político y cultural orgánico de sociedad, del cual, por cierto, estamos muy urgidos.
Se entiende que en un cambio voluntariamente impulsado y producido, al cual precede un proyecto fundamentado en la sabiduría, la prudencia y la coherencia con respecto a las necesiades y deseos de la sociedad y su idiosincrasia, no todo lo existente de tiempo atrás habrá de ser destruído en aras de lo nuevo y la novedad, pero sólo habrá de conservarse aquello que puede permanecer coherentemente en el nuevo régimen social. Un cambio ordenado paulatino, no destruye todo lo pasado ni lo presente, pero sólo recupera para el futuro lo que realmente representa algo valioso digno de ser conservado para bien de la sociedad y sus miembros.