viernes, 28 de agosto de 2009

Enseñar sociología a los sociólogos

Enseñar sociología a los aspirantes a convertirse en profesionales de la sociología reuiere el cumplimiento de algunos requisitos que a continuación propondremos de una manera provicional, ya que esperamos la colaboración de otros colegas para mejorar la propuesta aqué formulada.
Hay que partir del hecho fundamental de que la sociología es, antes que cualquier otra cosa, un proyecto científico; no es arte, ni un conocimiento de sentido común. Su objetivo es investigar, comprender y poder explicar la realidad social de manera científica y, en un momento dado, proponer alternativas de acción para la solución de problemas esecíficos.
De esto se desprende que la formación del sociólogo debe incluir una sólida y consistente formación teórica metodológica; el desarrollo de las habilidades de estudio e investigación documental y de campo, así como el incremento de las capacidades de observación, refexión y análisis. A las que hay que adicionar el acrecentamiento de la sensibilidad frente a la realidad social y del sentido ético.
En segundo lugar, no menos importante, hay que capacitar al estudiante para la elaboración de planes y proyectos de intervención social, que propicien una modificación de la realidad social, en beneficio de la sociedad. No basta saber cómo es la sociedad y poder difundir esa concepción de alguna forma, sino que ahora, creemos, es necesario avanzar más allá, proponiendo alternativas de acción. En este aspecto, la moral del sociólogo juega un papel fundamental y cuestiones como qué se trabaja y para quién se trabaja, con qué intenciones, se vuelven centrales.
Y dado que la sociedad es un ente que se transforma y cambia incesantemente, un objeto inacabado y siempre en proceso de realización, el sociólogo ha de saber ser flexible, sensible, adaptable, además de creativo, para poder captar y entender esa dinámica social. Una mente abierta es indispensable ante una sociedad cuyo futuro es en verdad imprevisible en muy alto grado.